miércoles, 28 de mayo de 2008

Consumidores versus autores

Tras leer el artículo Micropoder: La fuerza del ciudadano en la era digital” de Javier Cremades, abogado experto en libertad de expresión y medios de comunicación, queda clara la fuerza del ciudadano al manifestar sus gustos como consumidor, su opinión, su voto, su peso como accionista.

El libro al que pertenece fue presentado oficialmente el 18 de junio, y en él, a lo largo de sus 265 páginas y 12 capítulos, aborda todos los efectos de esta transformación, y sus implicaciones legales, económicas y que atañen a la propiedad intelectual, entre otros aspectos.
En un lugar como Internet la protección de las ideas no es igual que en el papel impreso. Ahí está el problema: ¿quién tiene razón?¿los consumidores de esas ideas o sus creadores? Todo el mundo alguna vez se ha descargado imágenes o música de la red, o simplemente ha encontrado un artículo que merecía la pena y lo copiado, pero ¿lo hemos hecho de manera legal? Esta es la primera cuestión que hay que responder.

La propiedad intelectual comenzó como un modo de reconocer la autoría del creador de una obra y su derecho a cualquier beneficio de ésta. Sin embargo, Internet desafía este concepto, como bien dice Cremades, ya que las funciones de Internet permiten la reproducción masiva y la transmisión de información a bajísimo coste (incluso existen programas que permiten hacerlo de manera gratuita como el sistema P2P).

Por supuesto, como en toda disyuntiva existen defensores y detractores. Por un lado nos encontramos a los denominados commons, entre ellos está Michael Bauwens (en inglés), que apuestan por un espacio libre de restricciones donde desarrollar modelos sociales basados en la colaboración en vez de en la propiedad.
Asimismo, los conocidos toda la vida como hackers ven amenazada su existencia por los intereses empresariales en la Web. Creen que ahora que Internet produce grandes beneficios están muy interesados en mantenerlo, sin embargo, cuando a penas era conocido, nadie apostaba por ello. Así, a partir de estas posturas, es lógico ponerse de su parte y comprender que los usuarios de la red tenemos derecho a, no sólo participar, sino también a beneficiarnos de ella. Pero, ¿qué ocurre cuando escuchamos los argumentos de los autores?

Los creadores reivindican su obra y producto. No pretenden defender su autoría, sino poder regular el acceso a sus bienes para que Internet no se convierta (en palabras de Andrew Shapiro) en una “gigantesca máquina de copiado”. En la Sociedad de la Información en la que vivimos es necesario que exista la accesibilidad y la calidad de los contenidos, pero es lógico que los autores no se contenten pensando que cualquiera puede utilizar su obra sin obtener de ello algún beneficio como autor.

Como consecuencia y frente a los programas que ya hemos mencionado como el P2P, surgen otros, como el DRM (en inglés), para evitar la copia masiva y la reproducción de ciertas obras. Pero si bien es cierto que estos programas ayudan al control, también limitan las posibilidades de los usuarios. Aún así no todos son extremos, pues estos programas, según Caludio Feijoo, protegen los contenidos pero también abren un nuevo modelo de negocio enorme y más flexible.
Frente a Feijoo, el director de la SDAE , exige que se paguen los cánones necesriarios aunque el contenido sólo se pueda utilizar bajo ciertas reglas. Según éste, los usuarios están muy mal acostumbrados a que los contenidos de la Web se proporcionen de manera gratuita, mientras que al acudir a otras actividades culturales como el cine no tienen reparo en pagar.
Internet es un medio al que le queda mucho por desarrollar, aún no hemos logrado aprender a aprovechar todos sus beneficios. Por ello, si ahora que la Web no se ha desarrollado plenamente, habría que plantearse que ocurrirá cuando haya alcanzado sus límites (si es que los tiene).
Debemos encontrar un equilibrio en el que los usuarios no sufran unos cánones exagerados como castigo por el mal hacer de otros, pero en el que, también, los autores sigan motivados para crear productos para la red sin pensar en la posible pérdida de beneficios o reconocimiento.

En definitiva, no es fácil decidir quién tiene la razón. De hecho, el vertiginoso proceso de cambio que estamos viviendo obliga a que las leyes avancen a la misma velocidad para evitar prácticas como la piratería, pero también para defender a aquellos usuarios que aprovechan la Web para su propio beneficio y de forma lícita.
Michael Bauwens explica el sistema Peer-to-Peer (P2P):

1 comentario:

Misty dijo...

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